El testimonio de María Ángeles, en primera persona, pertenece al Diario Colectivo de la Plataforma VIDAS. Un relato plural y diverso sobre lo que supone este proceso de innovación sobre desinstitucionalización realizado por el proyecto Derechos a la vivienda de HOGAR SÍ y Provivienda.

Mi nombre es María de los Ángeles. Nací en la ciudad de Murcia. Tengo 47 años y he estado en situación de calle los 10 últimos. Me considero una persona con poderío, con ganas de moverse y hacer cosas. Me encanta la playa, tostarme al sol y pasarme el día en el agua. Me dan mucha felicidad las tardes así, en las que me acerco a Alicante y voy de la arena al mar, y del mar a la arena.

Durante años estas situaciones tan corrientes eran imposibles para mí porque he llegado incluso a vivir en la calle por falta de recursos. Esta fue una experiencia muy dura en la que mi autoestima se vino totalmente abajo y me cambió desde el aspecto físico hasta el carácter. Se me quitó cualquier ilusión por vivir.

Ahora que participo en el programa Derechos a la Vivienda, en la línea de desinstitucionalización, estoy diferente y me siento diferente. Siento que tener una vivienda es algo básico, un punto por donde empezar. Si no tienes una casa donde dormir no puedes cuidar tu higiene y nadie te da trabajo. Si no tienes trabajo es imposible que puedas salir de esa situación. Y quedas atrapada en ese círculo.

Antes de entrar al programa, dirigido por HOGAR SÍ y Provivienda, ya había estado en otras iniciativas que ayudan a la gente que no tiene una vivienda. Sin embargo, esta es la primera en la que me han ayudado a ser más autónoma. He vuelto a hacer la compra por mí misma, a cocinar… me están ayudando a recobrar la normalidad. Al principio me agobiaba, pero una se vuelve a sentir útil y mejor consigo misma.

Recuerdo que la primera vez que fui a cocinar por mí misma después de tanto tiempo me sentía rara y creía que no iba a ser capaz. Ahora he vuelto a hacer recetas que me encantaban y se las he preparado a amigas. Ver que me siguen saliendo bien me hace sentir muy feliz.

María, de ‘Derechos a la vivienda’

Actualmente vivo con otras compañeras de piso en una zona tranquila del centro de Murcia. Tenemos una convivencia muy agradable, hablamos y hacemos algunos planes juntas. Cada una somos diferentes, una está estudiando, otra trabajando y yo justo acabo de encontrar empleo, pero nos entendemos muy bien.

Este tipo de programas hacen que una pueda curar su autoestima y deje de sentirse inferior como me pasaba cuando estaba en la calle. Ahora soy una más con mis compañeras y en el barrio. He vuelto a hablar con la gente cuando voy a hacer la compra, a hacer excursiones a la playa y estoy trabajando de nuevo en un bar. Estoy volviendo a tener una vida normal después de tanto tiempo y eso me da mucha paz y tranquilidad.

En un futuro me gustaría tener una vida completamente plena, en la que poder permitirme tener más ocio y viajar a Londres de vez en cuando para ver a mi hija y mi nieto. Ya he dado pasos agigantados desde hace un año y me gustaría seguir en ese camino: ser cada vez menos dependiente y valerme más por mí misma.