El testimonio de José María, en primera persona y recogido por Fundación Pilares y Lares Fundación, pertenece al Diario Colectivo de la Plataforma VIDAS. Un relato plural y diverso sobre lo que supone este proceso de desinstitucionalización.
Mi nombre es José María Batuecas y, aunque llevo casi 50 años viviendo en Talavera de la Reina, soy originario de un pueblo de Cáceres. Nací un 5 de enero de 1945 en Guijos de Granadilla, lugar donde crecí y también donde empecé a formar mi familia. En el pueblo tenía una pastelería junto a mi esposa María, quien tenía una mano especial con los dulces, pero además yo también trabajaba en una empresa de montajes.
Trabajar en esta empresa hacía que me tuviera que mover por todo el país. De hecho, tengo dos hijos (Monserrat y José María) y la chica nació en Barcelona. Al final mi familia y yo decidimos comprarnos una casa en Talavera, ya que era casi el centro de España, y nos mudamos cuando yo tenía unos 30 años. A los 59 me prejubile por un problema de visión pero desde entonces siempre he intentado mantenerme activo. Es verdad que no veo mucho, pero dentro de mis capacidades me defiendo.
Hace un año me llamó una trabajadora social del Ayuntamiento de Talavera para ofrecernos participar en el Proyecto AICP. La trabajadora me habló de que iban a hacer un programa para unas 80 personas de la ciudad y me dijo que mi esposa María podría ser una de las participantes. Yo le dije que ella ya no estaba en sus capacidades para participar, y entonces me ofreció que me uniera yo mismo.
Pensaba que no me iban a coger, pero decidí apuntarme porque nunca tengo problema en probar cosas nuevas. Cuando me llamaron, tuve una entrevista con Aurora y con Carolina (gestoras de caso del proyecto) y fue muy bien, pero diría que con Aurora fue especial. Ella no es solo ahora mi gestora de casos, sino que se ha convertido en una persona muy importante en mi vida.
Con Aurora charlo, tomo café, hacemos actividades… A mí me gusta hacer de todo, y más con una persona tan especial como ella. Dentro del proyecto hemos hecho diferentes actividades pero recuerdo con especial cariño los mapeos y el tiempo que hemos pasado con la Fundación Carlos Maldonado y su Restaurante escuela Semillas. Este restaurante da clases de hostelería a chavales de la ciudad y a mí es que me encanta estar con la juventud.
José María, de ‘Proyecto AICP.COM’
Desde el proyecto me dijeron que, ya que había trabajado en una pastelería, en la Fundación Carlos Maldonado querían que diese una clase magistral a los jóvenes de cómo hacer uno de mis postres. Les hice una leche frita y la verdad que fue un día fabuloso, disfrutamos mucho, y ahora los chavales me adoran. Desde entonces vengo muchísimo a comer o desayunar aquí al Restaurante Semillas.
Mi hija además siempre ha sido super fan de Carlos Maldonado, así que ya casi que sentía que le conocía de antes. Pero la verdad es que cuando hablamos en persona vi la maravillosa persona que es. Tanto él como su hermana, y también el resto del equipo, son fabulosos y muy sencillos. El proyecto me ha permitido vivir experiencias que nunca habría pensado.
Y, sobre todo, el proyecto me ha aportado conocimiento. Me ha permitido conocer a personas y estar en contacto con la gente de la ciudad. También diría que me ha dado ilusión, juventud y vida. Aunque el proyecto acabe, yo voy a seguir en contacto con todas las increíbles personas, como Aurora, que he ido conociendo.